sábado, 4 de febrero de 2012

Una sola puerta de tres, abierta.



Mas no morirán para siempre y,
en su transformación de mañana
darán
con más calor
a la tierra,
de su muerte,
pasado mañana,
brotes de esperanza.

Y yo no he muerto.
Me alegro de la lluvia
y me alegro del viento.
Si tengo frío, me caliento;
si tengo miedo, ¡que no lo tengo!,
susurro y pienso...
Y para mañana
ya me he comido mi pequeña ración
de esperanza.

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