No reside ninguna anomalía en su idiosincrasia.
Luce fisionomía estandarizada. Su carácter es moderado. Su permisividad tolerable. Siente predilección por lo generacional. Se erige según el estereotipo de hijo, incluso según el molde de hipotético padre. Cumple toda regulación estipulada y se relaciona respetando las pautas protocolarias. Encontramos en él el esbozo del ciudadano común.
El 'problema' reside en toda su normalidad, que le muestra invisible ante los ojos de los demás.